Septiembre es el mes por excelencia del “síndrome posvacacional”, no obstante también en el mes de Julio muchas personas disfrutan de vacaciones estivales. Cada año a final de esta etapa se produce un aumento de casos. El regreso de vacaciones está demostrado que puede provocar alteraciones tanto físicas como psíquicas: dolores musculares, sensación de apatía, irritabilidad, dificultad para concebir el sueño, cansancio, tristeza, alergias, afecciones respiratorias, oftalmológicas, ansiedad, depresión, disminución del rendimiento, palpitaciones, sudoración.
No se considera en si una enfermedad, más bien un proceso adaptativo a la vida laboral y a la rutina tras un período de largas vacaciones.
La capacidad de adaptación a nuevos horarios, obligaciones, rutinas de cada persona es un factor muy importante, no todo el mundo tiene el mismo grado de adaptación…
El síndrome posvacacional se manifiesta sobre todo en personas menores de 45 años y suele durar unos 10/15 días, aunque en muchos casos en 2/3 días se supera. En caso de que los síntomas se prolonguen en el tiempo es conveniente consultar al médico. Además del poder de adaptación de cada individuo interviene también el entorno laboral, la responsabilidad, la inexperiencia, etc.…. La forma de afrontar de cada persona supone una vuelta ilusionante o una autentico suplicio.
En sociedades donde el trabajo es considerado como algo propio del ser humano y enriquecedor, el síndrome posvacacional no existe. Tomar el trabajo como una actitud negativa, obligada y sacrificada, es la causa principal de este desarreglo, que en algunos casos llega a ser preocupante.
Es necesario llevar a la práctica una serie de pautas para poder hacerle frente o llegar a evitarlo.
– Es recomendable comenzar de forma gradual la vuelta a las rutinas, unos días antes reajustar poco a poco nuevos horarios de comidas y sueño de forma relajada.
– Comenzar las actividades de forma gradual, si puede ser volver unos días antes de acabar el periodo de vacaciones y disfrutar todavía de lo que quede de verano con salidas de ocio.
– Programar visitas con familiares y amigos e intercambiar vivencias del período vacacional.
– – El deporte ayuda también a generar estado de bienestar y apartar de nuestra mente sentimientos negativos.
– – Proponeros mantener una actitud positiva y alegre, esto ayuda enormemente.
No nos olvidemos que este síndrome posvacacional lo pueden sufrir también los niños. Tras la vuelta al colegio pueden padecer sentimientos de angustia y ansiedad por la vuelta a la rutina y la separación de sus padres. Necesitan que les prestemos una atención en este período, dedicándoles más tiempo y estimulándoles con pensamientos positivos, sin llegar a ser sobre protectores con ellos.
El “sindrome posvacacional depende de nuestra satisfacción con la vida, está en nosotros ponerle una solución”.