Niños que quieren dormir con los padres

Para muchos niños no representa un problema dormir solos en su habitación, pero para otros les afecta bastante. Resulta normal que algunos niños se nieguen a estar solos de noche y esto ocurre por muchos motivos.

No es preocupante que algunos niños quieran dormir con los padres, ya que les proporciona seguridad, protección y les ofrece una cobertura a sus necesidades de apego. El menor necesita contacto con sus personas cercanas, le aporta seguridad y confianza. A veces tienen procesos traumáticos, problemas o preocupaciones y en este caso es importante indagar en el problema para ayudarle a gestionarlo.

El sueño es un proceso evolutivo que no podemos ni debemos modificar, una de las claves para que un niño duerma bien es que se sienta seguro. Muchos niños se resisten a dormir solos porque están inseguros, asi que lo último que hay que hacer es enfadarse o regañarles y mucho menos dejar que lloren desconsolados hasta que el sueño les venza por puro agotamiento. La seguridad que los niños necesitan para dormir se la damos nosotros, sus padres, atendiéndole cuando nos necesitan. Con comprensión y cariño, con la mayor calma posible. Demostrandoles que estamos siempre ahí. No es recomendable seguir métodos rígidos para conseguir que un niño deje de dormir con los padres porque al final son contraproducentes.

El miedo a la oscuridad y la ausencia de adultos, que les aportan protección, son causas habituales por las que un niño hasta los siete años de edad no quiere dormir solo. «Todavía está presente el pensamiento mágico y la existencia de monstruos y personajes fantásticos. También son frecuentes las pesadillas y el deseo de cercania de sus genitores.

Ayudar a que afronte esos miedos es tema de los adultos (Carla Valverde, psicóloga clínica infant-juvenil del Centro de salud mental de Majadahonda- Madrid). Los padres pueden abordar esta situación de manera dialogada, y llegar a un consenso.

Fomentar la autonomía del niño/a a lo largo del día resulta positivo, que hagan actividades propias de su edad por si mismos (vestirse, comer, ordenar su habitción…) para que adquieran autonomía y confianza en sus propias capacidades. Aprender a convivir con momentos de soledad a lo largo del día, sin la supervisión y presencia de adultos, previene el exceso de dependencia y aumenta su tolerancia a la hora de dormir solos.

Según numerosos estudios, la edad perfecta para dejar ese hábito es entre los 5 y los 7 años. En ese momento el niño se está identificando como individuo y es importante que comience a tener una seguridad e identidad propia. A esta edad tiene que dominar sus miedos.

Los niños no tienen que dormir solos por imposición. Los seres humanos somos seres sociales y emocionales y esa es una de las cualidades que nos hace diferentes. Los niños pequeños -antes de llegar a la adolescencia- necesitan dormir con los padres o acompañados, sobre todo a nivel fisiológico, biológico y cerebral. Es una necesidad de supervivencia inconsciente, algo que llevan en su ADN. Nuestros antepasados no dormian nunca solos, lo hacían en compañía de toda la familia para protegerse de los depredadores. Hoy en día esos depredadores no existen, pero si la necesidad biológica de protección, la cercanía física de sus padres. De hecho hasta los adultos seguimos durmiendo acompañados.

«Cuanto menos obliguemos, antes se adaptarán a las nuevas situaciones. Evitemos pensar que se va a quedar eternamente en nuestra cama, que es un capricho o que está mal»(Tania Garcia) A un niño no hay que obligarlo a dormir solo ni con un año ni tampoco con siete. Esa decisión debe ser suya. Cuando se sienta preparado para hacerlo, lo hará. Si exterioriza ese miedo es precisamente porque no está preparado todavía.

Podremos saber cuando nuestro hijo está preparado para dejar de dormir con los padres y dormir solos, cuando ellos lo decidan. Eso puede ser a los 3 años o los 9. Es absolutamente natural en ambos casos. Hasta los 6 o 7 años el sueño es una cuestión madurativa cerebral que, por lo tanto, no puede responder al capricho o necesidades de los padres, irá en función de su madurez emocional y cerebral.

Tenemos que respetar su madurez cerebral y cuanto menos nos obsesionemos, antes se adaptarán a las nuevas situaciones. En realidad no es más que un problema de la sociedad que es tremendamente adultista y se olvida de las necesidades cerebrales de los niños.

Cuanto más acompañemos emocionalmente a nuestros hijos, más autónomos e independientes serán para irse a sus camas. Es lo mismo que con el pañal, es una cuestión madurativa y cerebral. (Tania Garcia, «Educar sin perder los nervios»).

La clave reside en evitar la sobreprotección y en ser flexibles en función de las necesidades de nuestros hijos a la hora de adaptarse a dormir solos. No hacer caso de libros y consejos para criar un niño, porque lo mejor es dejarse llevar por el sentido común.

Ayudando a dormir a los niños en su cama

 

Lograr que un niño aprenda a dormir solo es el objetivo de muchos padres

 

Sin tener en cuenta la edad que tengamos, todos sabemos que el sueño es una parte integral de la vida cotidiana, una necesidad biológica que permite restablecer las funciones físicas y psicológicas esenciales para un pleno rendimiento. Sin embargo es deber de los padres con hijos en edades tempranas que estos adquieran un correcto aprendizaje de dormir, al igual que les enseñamos conductas para una correcta maduración y que les ayudan a la autonomía también tenemos que enseñar a dormir a los niños, y dormir solos.

Un bebe o niño bien descansado estará más activo, lleno de energía y de buen humor. De ahí que sea tan importante ayudarles a conseguir un sueño reparador. Un niño puede despertarse por muchos motivos durante la noche: puede tener hambre, pedir afecto, porque esté incómodo o tenga dolor, quiera volver a dormirse y no sepa hacerlo sólo. Los padres son quienes tienen que resolver estas necesidades del niño. Hay que facilitarle al niño todas las condiciones que le ayuden a conciliar el sueño por sí solo.

 

Al igual que los adultos, los pequeños de la casa necesitan momentos previos de tranquilidad para relajarse y dormirse más fácilmente. Independientemente de la edad que tengan es necesario establecer rutinas para la hora de acostarse, esto les ayudará a relajarse y prepararse para dormir. El organismo de los niños funciona como un mecanismo de relojería, por eso hay que establecer un horario y ser muy estricto en su cumplimiento. Un niño acostumbrado a ir a la cama todos los días a la misma hora, empezará a sentir sueño cuando se acerca la hora. Es necesario ser muy estricto y no permitir que se cambie la hora de ir a la cama. Esto no implica gritarle y ponerse nervioso, sino manteniendo la calma, con palabras amables, a la vez que con tenacidad y persuasión. Cuando se consiga hacerlo un hábito todo será más sencillo.

 

El niño normalmente quiere alargar el momento de irse a la cama, están ocurriendo muchas cosas a su alrededor, y él también quiere participar. Está también empezando a comprender que él es una personita independiente, separada de la madre y del padre, y quiere hacerse valer imponiendo sus deseos con gritos, pataletas o lloros para conseguirlo. No se debe rendir uno a sus deseos, se le puede permitir que escoja otras alternativas, como el cuento que quiere que le lea o el peluche con el que quiere dormir, esto le dará al niño sensación de control sobre su mundo y los padres a su vez estarán fomentando la idea de que son ellos los que mandan y que la noche es para dormir. Son los padres quienes deben enseñar a dormir a los niños porque a su hijo no le importa qué hora es, siempre y cuando se satisfagan sus necesidades.

 

Ante una pataleta no elevar el tono de voz y mantener la calma ayuda a que no crezca la tensión.

 

Marcarles un ritual  previo a la hora de acostarse es aconsejado por la mayoría de psicólogos y pediatras. A los niños les gusta que ciertas cosas ocurran todos los días a la misma hora y en el mismo orden. El baño antes de cenar, la cena, lavar los dientes, hacer pis, ponerse pijama, todo ello en compañía y como un juego placentero, les predispone a meterse en la cama y dormir.

 

 

Una vez que ya se le tiene en la cama vienen los interrogantes de que hacer para que se duerma solo, es necesario seguir el ritual con algo relajante que le tranquilice como puede ser cantarle una melódica canción, leerle un cuento no excitante, hablar un poco con él y reírse. Acabadas todas las tareas que hacen el ritual llega el momento de dejarlo a solas en cama dándole seguridad con algunas palabras cariñosas como que es la hora dormirse, que papa y mama lo cuidaran, darle besos y abrazos, conseguir dormir a los niños es a veces tarea ardua.

 

Sin duda el niño reclamará de nuevo la atención demandando una serie de cosas que todos los días serán repetitivas, puede ser hacer pis, un vaso de agua, un beso…etc….hay que anticiparse a sus demandas y tenerle a mano eso que suele reclamar y que es razonable por supuesto. Antes de salir de su cuarto le recordamos que ya hizo pis, que tiene el vaso de agua en la mesilla y su osito preferido junto a él y que papa y mama le quieren mucho, lo besamos y damos las buenas noches. Es necesario salir del cuarto antes de que se duerma.

 

No es sorprendente que de nuevo pida otro vaso de agua y otro….y otro…o llama  demandando cualquier otra cosa, no debemos permitirlo, el niño disfruta mucho estando al lado de los papas y ese tiempo quiere prolongarlo. No se debe ceder a sus deseos, ni permitirle esto o lo otro, lo aconsejable es ser tajantes, hacerle comprender que el tiempo de juego ha terminado y es la hora de dormir todos.

 

Para conseguir enseñar a dormir a los niños solos, estas rutinas tienen que ser repetidas todas las noches, si los padres no son firmes en su ejecución al niño le creará confusión, comprenderá rápidamente que puede ganar a veces la batalla y la situación se verá empeorada, por lo que es mejor evitar en la medida de lo posible las excepciones.

Sin embargo si todas las noches llevamos a la práctica el ritual para dormir a los niños y se repite con firmeza, se ayudará al niño a anticipar que es lo que va a pasar y que tiene que hacer siempre a la misma hora.

 

Sin duda que habrá situaciones que requieran el dormir acompañado, sobre todo si el niño es muy pequeño y tiene algún malestar importante, podemos hacerle entender que se dormirá con él porque es necesario, pero se le explicará que no será de forma habitual.

 

Se trata de ayudarle a su desarrollo, por lo tanto acompañaremos, pero fomentaremos que duerman de modo autónomo.

 

 

 

 

 

 

 

La noche de Reyes, el sueño de los niños

 

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Empieza la cuenta atrás para la llegada de este día tan especial para los niños en que los Reyes Magos de Oriente visitarán las casas por la noche y depositarán sus regalos bajo el árbol o el Belén.

La magia de esta noche nos llega a todos, pequeños y grandes, porque en la vida importan las ilusiones a cualquier edad. Sin embargo los niños acusan las emociones de este día con mayor intensidad y acompañadas a la vez de un gran nerviosismo.

Ya hemos hablado alguna vez de los beneficios que tiene el sueño tranquilo y suficiente en el crecimiento y desarrollo emocional  del niño. cuando un niño está intranquilo la hormona del crecimiento no se segrega en igual cantidad, pasando a entorpecer su desarrollo.

El ambiente que envuelve estos días de fiesta Navideños, con alteraciones de rutinas, actividades, horarios, el ambiente festivo de la calle, con luces, belenes, música de villancicos, escaparates decorados….etc….van causando en el niño sorpresas y expectación que las manifiesta con alegría, pero a la vez le influyen emocionalmente causándole trastornos.

Los trastornos emocionales en los niños pueden ser muy variados y entre ellos está la excitación y nerviosismo que sienten la Noche de Reyes. Los niños se meten en la cama exaltados y ansiosos trayendo como consecuencia que les cuesta conciliar el sueño y una vez que lo consigue experimenta un sueño inquieto que puede terminar con irritabilidad o ansiedad.

¿Cómo podemos ayudar al niño cuando notamos esto?

En estos casos hay que tratar de comprender al niño, hablarle, tranquilizarle y explicarle, crear un ambiente relajado en la casa, que el día discurra sin prisas ni sobrecargado de actividades. De esta forma se contribuirá a que el niño se sienta más seguro y relajado.

Es muy emocionante para los niños ver la llegada de los Magos en la Cabalgata, si se hace en familia será muy positivo y se compartirán con ellos experiencias y sentimientos.

 

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Antes de irse a la cama ayudarles a dejar todo bien preparado para la llegada de sus Majestades, los zapatos bien limpios en el lugar donde se van a depositar los regalos y recordarles que dejen agua y algún alimento para los camellos y los Reyes, llegan de un viaje muy largo y necesitan reponer fuerzas.

Después de todos estos preparativos seguramente sea difícil convencerles de que es la hora de dormir, es de gran ayuda para el niño leerles un cuento, contribuirá a mantener la ilusión y la magia propia de este día y a la vez  les tranquilizará y relajará.

 

 

¿Colecho con nuestro Bebé?

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¿Colecho con nuestro bebe?

Lo primero vamos a valorar lo que se entiende por colecho en el sentido más amplio de la palabra. Se entiende como compartir lecho con el bebe, pero debemos hacer alguna apreciación en ese hueco que queda entre dormir juntos o separados, vamos a incluir en el colecho el tener también una cuna al lado de la cama donde poder ver y que nos vea el Bebe y atender con prontitud sus demandas.

Esta palabra vuelve a estar de actualidad y hay muchas reflexiones al respecto, defensores y retractores en el mundo científico del sueño infantil y lo cierto es que hay muy pocas verdades establecidas.

Los retractores sostienen que cada uno en su habitación e incluso algunos añaden nada de arrumacos, mimos, canciones…etc. Cuando el bebe llore se le ignora y que llore y se asegura que la noche siguiente llorará menos y así paulatinamente hasta que “aprendan a dormir”, parece que la práctica es razonable y así es, el bebe va llorando paulatinamente menos pero los defensores les atacan ¿A que precio?.

He llegado a leer en algún artículo que los padres que llevan a su hijo a su cama cuando lloran han sido débiles ante sus hijos y que sucumben fácilmente a sus presiones.

También existen aseveraciones que indican que en el colecho hay alteraciones en la estructura del sueño, que disminuye la fase REM que es la que permite al niño fijar en la memoria lo que aprende durante el día y la que le permite ir controlando sus impulsos. Se producen más micro despertares y cómo consecuencia es un sueño de menor calidad con sus conocidas consecuencias para un correcto desarrollo y bienestar del bebe.

Algunos retractores aseguran también que se está desarrollando un tipo de apego dependiente, que el niño sea más inseguro y demandante.

También defienden que el colecho es un reflejo de la educación que se le está dando a ese Bebe en general, dependencia – no dependencia y aseguran que es una muestra de educación sin límites educativos no aconsejable.

En el lado contrario están los defensores del colecho, a que el niño duerma cerca de los padres y se basan en principios bien distintos a sus opositores.

Defienden que los bebes tienen un proceso evolutivo y necesitan del apoyo de sus padres para ir desarrollándose y aprendiendo. Se les enseña a comer nuevos alimentos paulatinamente, a empezar a hablar poco a poco, a caminar cuando ellos ya están preparados..etc. Y esto nadie lo duda pero si se pone en entredicho el apoyo de los padres para dormir.

Defienden que a los Bebes les gusta dormir cerca de sus padres, sentirse seguros y queridos. Los Bebes ya nacen sabiendo lo que es bueno, no se les acostumbra. Es normal que no duerman toda la noche, que se despierten con cierta asiduidad, demandando comer, cambiar pañal, frío, calor o simplemente para comprobar que están a su lado y necesitan calor y cariño de sus padres. Los Bebes no quieren estar solos y quieren que los arrullemos y mezamos, somos su seguridad y ejemplo.

Está demostrado que los lactantes que duermen cerca de los padres maman tres veces más con sus consiguientes efectos positivos en la salud y aunque despierten más veces la duración de estos despertares es más breve por lo que el descanso del bebe y sus padres es mayor.

También defienden que estos Bebes lloran menos por lo que el bienestar de ellos aumenta e influye en su crecimiento físico y emocional.

Llegan más allá encontrando efectos positivos después de la infancia, son niños más seguros, con más tolerancia al estrés, más optimistas y felices.

Nosotros aportamos algo personal a todo este dilema entre científicos, pediatras y demás.
Pensamos que el mejor método es enseñarles y acompañarles desde el respeto, el corazón y el sentido común. Aprender a dormir va acompañado a todo el proceso madurativo del Bebe, porqué actuar con diferente método.
Pensamos que el niño debe ser protegido contra todas formas de abandono, arrullados con nuestro cariño le brindamos la seguridad y cobijo que necesita.
Si el Bebe nos demanda es porque nos necesita no porque nos manipule. No lo malacostumbramos le demostramos que es escuchado, atendido y amado.
Todo niño sano llegará a dormir correctamente y el sólo algún día.
El feto está demostrado que ya duerme lo que tenemos que enseñar al niño es a dormir en una serie de condiciones que hay establecidas culturalmente, esta exigencia cultural el niño la irá asimilando paulatinamente siempre con la ayuda y el amor de sus progenitores.

Y como siempre defendemos y os recordamos en el equilibrio está la virtud.

Un hijo es una responsabilidad enorme y necesita de los padres para crecer en todos los ámbitos.

¿Por qué bostezamos?

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Bostezar, ese acto incontrolado de abrir la boca con separación amplia de las mandíbulas para realizar una inspiración profunda seguida de una espiración de menos de lo inhalado, es uno de los actos más placenteros que tenemos. A menudo va acompañado de entrecerrar los ojos, estirar la cabeza hacía atrás, estirar los brazos y piernas. Si no lo has experimentado, prueba a hacerlo y verás cómo un estado de relajamiento y bienestar invade tu cuerpo.

 

El abrir la boca puede ser símbolo de varios indicadores.
Una forma de expresar emociones, aburrimiento, cansancio, exceso de trabajo…
Indicador de hambre o necesidad de administrarnos oxígeno y eliminar dióxido de carbono.
Descomprensión psicológica tras un estado de alerta elevado. o también aumento del estado de atención tras un cambio de actividad, o al pasar del aburrimiento a la acción.
Acto que tiene el cuerpo humano para regular la temperatura corporal cuando otros mecanismos no lo hacen.

 

¿Por qué es contagioso el bostezo…????

 

Existen opiniones diversas al respecto. La más extendida es que se considera un acto relacionado con la empatía, a veces un bostezo genera una cadena de ellos en personas cercanas.

Curiosidades sobre el bostezo…

– El 55% de las personas que vean bostezar harán lo mismo en los 5 minutos siguientes.
– Los bebes pueden bostezar a partir de las 11 semanas de concepción.
– Un bostezo dura unos 6 segundos.
– El ritmo cardíaco puede aumentar un 3% durante el bostezo.
– Las personas no videntes pueden bostezar cuando escuchan un bostezo en una cinta.
– Los animales vertebrados bostezan.
– Los atletas bostezan antes de una competición.
– Los paracaidistas en los momentos previos a su primer salto bostezan.
– Los estudiantes cuando se tienen que enfrentar a un examen.
– Los músicos que se preparan para un concierto.
– En muchas especies bostezar precede al apareamiento.
– Se bosteza más al despertar que al dormirse.
Otra curiosidad interesante….seguro que mientras has leído este artículo has bostezado, y muy posiblemente más de lo normal. Esperamos no haya sido de aburrimiento….!!!!