Meditación para vencer el insomnio

A medida que pasan los años,  las personas duermen menos o pasan menos tiempo en el estado de sueño profundo. Además se despierta más veces.

Cuando no se obtiene suficiente sueño de calidad, sentirse cansado no es la única consecuencia. Puede afectar a la salud mental y física de las personas.

Los expertos afirman que alrededor del 45% de la población mundial, no descansa lo suficiente.

El insomnio es un trastorno común del sueño que en la mayoría de los casos está definido por la imposibilidad o dificultad de quedarse dormido.

Existen numerosos tratamientos para combatir el insomnio.

Hoy vamos a hablar de la meditación como una alternativa para encontrar solución a este trastorno.

Según la “National Sleep Foundation”  (es una organización benéfica sin fines de lucro. Su misión es mejorar la salud y el bienestar mediante la educación y la promoción del sueño), meditar es un buen tratamiento para dormir. Según ella se ha demostrado que la técnica de relajación profunda aumenta el tiempo de sueño, mejora la calidad del sueño y hace que sea más fácil conciliarlo y permanecer dormido. Entonces es seguro que la meditación puede ser una gran herramienta para aquellos que buscan una forma natural y sin medicamentos para tratar el insomnio. Incluso se ha demostrado que la meditación ayuda a reducir el uso de pastillas para dormir. Y no hay riesgos asociados o efectos secundarios. Se puede usar a la vez con otras técnicas de sueño y aporta múltiples beneficios para la salud, puede también ayudar a reducir la presión arterial y eliminar el dolor, la ansiedad y la depresión. Además es una práctica accesible y económica que todos pueden probar, los pacientes con insomnio de diferentes edades responden bien a la práctica, incluidos los adultos mayores.

El insomnio surge debido principalmente al estrés mental y emocional, cuando se está agobiado por las responsabilidades y preocupaciones; la meditación en este caso, es particularmente útil.

Aunque existen distintos tipos de meditación, la mayoría coinciden en varios aspectos:

  • Una postura cómoda.
  • Un foco de atención (normalmente la respiración o un conjunto de palabras).
  • Una actitud abierta, aceptando las distracciones y pensamientos que aparezcan durante la meditación, pero procurando no dejarse llevar por ellos.
  • Un lugar tranquilo, para limitar las distracciones.
  • Una respiración relajada.

Existen evidencias que sugieren que la práctica de la atención o una concentración en nuestro cuerpo, se asocia con una mejoría del sueño y quienes practican diversas técnicas de concentración de meditación para dormir, que involucran a este tipo de prácticas, han logrado disminuir los pensamientos que producen ansiedad durante la noche.

La meditación es una disciplina con muchas escuelas y variantes que no para de crecer en las sociedades Occidentales, cada vez hay más gente interesada en introducir esta práctica en su vida diariamente mejorando su calidad de vida.

La meditación guiada es un fenómeno de nuestro tiempo, más precisamente, de los tiempos de internet. Son meditaciones temáticas que podemos encontrar a través de la Web, en forma de aplicaciones, audios, podcast, álbumes gratuitos y sobre todo, canales de vídeo a través de youtube. En esas meditaciones guiadas, un guía o maestro nos va guiando con su voz en un ejercicio de meditación, generalmente acompañado de una música tranquila y relajante.

La meditación es un entrenamiento mental. Y dista mucho de “poner la mente en blanco”. Al contrario, al meditar hacemos algo mucho más práctico: desarrollar cualidades como la atención plena, la compasión y el optimismo; y gestionar dificultades como el estrés, la ansiedad y los pensamientos obsesivos.

Si nos entrenamos con suficiente frecuencia, estas capacidades dejan de ser eventos mentales pasajeros y se convierten en nuevos hábitos. Es importante integrarlos en tu día a día, junto a una alimentación saludable y una práctica regular de ejercicio moderado. Las rutinas y hábitos saludables apoyarán el entrenamiento de tu mente.

No te olvides de ninguna parte de ti.

¿POR QUE DA EL SUEÑO DESPUES DE COMER?

 

Es posible que el culpable del sueño que entra después de comer sea la dieta

 

A todos nos habrá ocurrido que el sueño después de comer se apodera de nosotros y un terrible cansancio y sopor nos invade. Esta sensación se vuelve más dura y molesta si tenemos que enfrentarnos a continuación a un trabajo. Y es que alimentación y sueño van prácticamente de la mano e influyen en nuestra calidad de vida.

El proceso digestivo del organismo desencadena multitud de reacciones en el cuerpo y son estas las que acaban provocando que se sienta sueño después de comer.

Uno de los principales motivos que llevan a ellos son las variaciones de la glucosa en sangre cuando el cuerpo hace la digestión, consecuencia de los alimentos ingeridos. Los hidratos de carbono, especialmente los azúcares, aumentan la cantidad de insulina que produce el páncreas. Si se elevan los niveles de esta hormona, se incrementa la actividad del triptófano (un aminoácido esencial) en el cerebro, provocando una mayor producción de serotonina y melatonina, dos neurotransmisores encargados de la regulación del sueño y la sensación de bienestar, como lo demuestran recientes estudios científicos.

 

 

Cuanto mayor es la ingesta, mayor es el contenido de azúcar. Y por tanto de somnolencia. El azúcar o glucosa disminuye en el cerebro, más precisamente en el hipotálamo, los niveles de orexinas que participan en la regulación de los ciclos de sueño, y cuya función es el mantenimiento de la vigilia.

Cuando esto sucede, el cuerpo se relaja demasiado y se incrementa el estado de sueño.

No es que todo lo que comamos nos dé mucho sueño, no todos los alimentos causan el mismo efecto en nuestro cuerpo, y no siempre el organismo reacciona de la misma manera.

Algunos alimentos hacen que por su contenido en triptófano o por aumentar notablemente la liberación de insulina no sean nuestros aliados para vencer el sueño después de comer. Algunos importantes serían: El arroz por tener un índice glucémico muy alto, las pastas, el pan blanco, y otros similares, debido a que hacen más rápido la producción de insulina. La avena nos aporta triptófano y vitamina B, por lo que es un alimento que relaja el sistema nervioso. Evitar también los productos lácteos, los frutos secos, sobre todo las nueces, también plátanos y cerezas ya que estás aumentan el nivel de melatonina. Los ultraprocesados  son muy calóricos y suelen contener también muchos hidratos.

 

 

¿COMO COMBATIR ESTA SOMNOLENCIA?

“La Fundación Nacional del sueño” nos da unas recomendaciones para evitar el sueño después de comer.

No abusar de las grasas saturadas, carbohidratos y azucares en las comidas y eleva otros nutrientes como proteínas o vitaminas, incluyendo más verduras, carne o pescado

Evitar comer en exceso. Elegir comidas que nos aporten un equilibrio de macronutrientes, la comida real y los alimentos naturales ricos en fibra, ayudan a mantener los niveles de glucosa en sangre estables. Un aporte de vegetales, que conforme un 50% del plato de comida, proporciona menos calorías, por lo que el organismo tiene que emplear menos energía para digerirlo. Además estos contribuyen a sentirse saciado, con lo que es más fácil evitar atracones. Los platos equilibrados ayudan a la sensación de saciedad. Hay que escuchar las señales de apetito que envía el organismo. Cuando se deja de sentir hambre y se alcanza el nivel de saciedad óptimo, es el momento de parar de comer, de no hacerlo así el cuerpo tendrá que trabajar más para sintetizar dichos alimentos.

No quedarse parado después de comer si se tiene que seguir trabajando, dar un pequeño paseo ayudará a oxigenar el cerebro y lo despertará de ese estado de somnolencia.

Optar por la cafeína en vez de la manzanilla, sin abusar del consumo.

Organizar bien tu agenda de trabajo. Arrancar con lo más tedioso o mecánico u dejar lo que más guste para final de la jornada.

Procurar conversar con alguien, levantarse del asiento y realizar estiramientos evitara el dormirse.

Una vez más vemos como el binomio alimentación-sueño guarda una estrecha relación, por lo que merece la pena prestar atención a lo que comemos. Hoy sabemos que la síntesis de algunos neurotransmisores, sustancias que actúan como mensajeros químicos entre las neuronas y las hormonas relacionadas con el ciclo del sueño, dependen de ciertos nutrientes específicos de los alimentos, prueba inequívoca de la asociación entre dieta y descanso.

 

El sueño y la alegría pasean de la mano

La alegría es el ingrediente principal en el compuesto de la salud.

 

Cada 1 de agosto se celebra el Día Mundial de la Alegría, sirve para reflexionar sobre la importancia de tener presente ese sentimiento en cada momento de la vida y su poder transformador.

Ganar la lotería a todos nos produce una gran alegría, ¿A que si?, el estado de ánimo que nos produce todos lo abrazamos y deseamos. El bienestar mental que nos proporciona es alto. Pero también es cierto que el camino de la felicidad tiene otras variables.

Un estudio realizado nos asegura, que el bienestar producido por dormir bien, es equiparable a ganar un cuarto de millón de dólares…que aproximadamente serán 240.000€.

Hay un gran número de razones que apoyan que el sueño es un gran medicamento para ser feliz. El escritor norteamericano Robert a. Heinlein decía: “la felicidad consiste en dormir lo suficiente, solo eso, nada más”. Diversas divulgaciones le dan la razón y afirman que las personas que duermen más gozan de un mayor bienestar y calidad de vida.

 

No existe nada en el mundo tan irresistiblemente contagioso como la risa y el buen humor

Mientras dormimos, el cuerpo libera sustancias químicas que ayudan a mitigar las preocupaciones y malos recuerdos. Dormir es un modo de reparar la mente del sufrimiento y la tensión. Cuando dormimos bien el cuerpo lo nota y la mente también, vemos el mundo con una visión de agrado y alegría, nos da una fuerza motriz que nos hace ver que podemos con todo y estamos más contentos. Sin embargo después de una mala noche nos levantamos apáticos, sin ganas de hacer nada y una visión más pesimista del mundo.

Tenemos que reconocer que un sueño reparador nos hace más felices. Nos despertamos con más energía y mejor humor. Por eso es importante no solamente dormir sino descansar. Demos en este sentido importancia a tener unos buenos hábitos de sueño, el dormitorio, prepararlo con esmero, de forma que sea un ambiente acogedor en el cual nos sintamos cómodos y relajados, será nuestro espacio de descanso y felicidad. Prestemos mucha atención al colchón y la almohada, ellos jugaran un papel prioritario para conseguir un sueño reparador.

Una persona alegre rinde más, tiende a estar más sano, a superar las dificultades, y a provocar alegría a las personas que tiene alrededor, a hacer el bien. La alegría se multiplica exponencialmente, si compartimos la alegría, más personas se contagiaran de este sentimiento, uno de los más hermosos que puede tener el ser humano.

 

Sonríe, es una terapia gratuita

Con el tono vital alto la alegría nos acompañará toda la jornada…vamos a cuidarla y mimarla para que este el máximo tiempo con nosotros, ella es muy viajera y a veces se escapa de nuestro lado, tenemos que poner de nuestra parte para que nos acompañe. Nosotros somos felices en su compañía, nos activa el organismo entero haciéndonos más felices. Vamos a sonreírle…o mejor regalarle carcajadas….ella nos dará a cambio una buena calidad de vida…nos dará felicidad.

 

“Ser feliz puede ser un sueño al alcance de todos”

Leer antes de dormir: Beneficios saludables

 

Un libro tu mejor compañero de viaje al mundo de los sueños

 

Debido al estrés que vivimos el día a día es muy normal que la mayoría de las personas no saquen tiempo libre para dedicar a la lectura. Suele ser la noche el único momento disponible para hacerlo.

Pero ¿Es bueno leer antes de dormir?

“La lectura es a la mente lo que el ejercicio al cuerpo” esto lo dice el escritor inglés Joseph Addison.

Leer antes de dormir es bueno, tiene muchos beneficios y todo son ventajas. En los momentos previos a dormir lo ideal es relajarse y desconectar del mundo y las preocupaciones.

Muchos de nosotros tenemos el hábito de ver la televisión o consultar nuestro móvil antes de dormir y lo consideramos más atractivo que leer un libro. Se hace a pesar de que recientes estudios demuestran que manipular cualquier dispositivo electrónico con pantalla digital antes de dormir puede interrumpir el buen descanso. Está demostrado que el 39% de los que ven la televisión en la cama duermen mal la mayoría de las noches, al igual que el 16% de los que revisan las redes sociales antes de dormir. Por el contrario, el 39% de las personas que tienen el hábito de leer antes de dormir, duermen muy bien.

 

La lectura es una excelente arma contra el insomnio y el estrés

 

Hay estudios que confirman que la mejor terapia para conciliar el sueño es tener una buena pila de libros cerca de la cama. Existen numerosas investigaciones que analizan los beneficios de la lectura en muy diversos ámbitos.

Aparte de todos estos estudios existe otro realizado en 2009 por investigadores de la Universidad de Sussex que mostró que tan solo seis minutos de lectura puede reducir el estrés un 68%; siendo más relajante incluso que escuchar música, salir a caminar o tomar una taza de té, lo que convierte esta actividad en un hábito idóneo para despejar la mente y preparar el cuerpo para el sueño. Esto se debe a que la mente humana es capaz de concentrarse tanto en la lectura que la distracción que supone ser transportado a un mundo literario tiene la capacidad de aliviar tensiones en los músculos y el corazón.

A esta conclusión se llegó después de monitorizar los niveles de estrés y la frecuencia cardíaca tras la realización de una gran cantidad de actividades que supuestamente son relajantes. Escuchar música redujo los niveles en un 61%, tomar una taza de té un 54%, dar un paseo un 42% y jugar videojuegos un 21%. Frente a esto sólo seis minutos de lectura silenciosa tenían la capacidad de reducir los niveles de estrés en un 68%, consiguiendo ralentizar el ritmo cardíaco y aliviar las tensiones en los músculos.

El razonamiento de David Lewis, psicólogo y autor del estudio, es que un libro es “más que una mera distracción, es un estado en el que la imaginación participa de forma activa” algo que “te hace entrar en un estado alterado de conciencia”. Y poco importa en realidad el tipo de libro que sea, siempre y cuando tenga ese efecto absorbente.

Pocas cosas pueden ser más negativas que irnos a la cama pensando en las preocupaciones del día, enfadados o recordando las tareas pendientes para el día siguiente. Un modo de romper con este ciclo de preocupaciones es a través de un libro.

 

Leer antes de dormir tiene sorprendentes beneficios

 

Leer antes de dormir limpia nuestra mente, nos obliga a concentrarnos en una sola cosa, despierta nuestra imaginación y nos ayuda a entrar en un estado de conciencia plena. Cuando la mente se evade adentrándose en la lectura, la tensión se desvanece, el cuerpo se relaja y nos preparamos para el descanso. Todo esto repercute en que, finalmente, gozaremos de una mayor calidad de sueño.

Las rutinas previas al descanso nocturno determinan en muchos casos nuestra calidad de vida. Leer antes de dormir ha sido una tradición milenaria y habitual, en los últimos tiempos se ve amenazada y en peligro de extinción con la presencia de otros hábitos menos saludables. Leer antes de dormir es una forma sencilla de sentirnos felices y a la que no deberíamos renunciar. Leyendo antes de dormir, optimizaremos nuestros procesos cerebrales, reduciremos el estrés, estimularemos la memoria, la agilidad mental, la imaginación, la concentración. Estas actividades nos ayudan a prevenir enfermedades mentales como el alzheimer y además dormiremos mejor.

Que lo último que hagas en el día sea estar con un libro puede ser muy beneficioso. El sueño es fundamental, nos hace descansar la mente y limpiar el cerebro de elementos tóxicos acumulados durante el día. La lectura antes de dormir nos ayudará a mejorar nuestra salud mental

De la misma forma podemos ayudar a los niños a conciliar el sueño. Cuando son bebes cantarles una nana o canciones de cuna les trasladaba mágicamente al mundo de los sueños. La lectura de los cuentos tiene el mismo efecto en los niños, es como un bálsamo inductor del sueño. Además una oportunidad de compartir actividad con los hijos. Leer un cuento es relajante y les ayuda a conciliar el sueño. Incluirla en sus rutinas diarias es prepararles para el sueño y suele ser algo que les gusta a nuestros niños.

 

Momentos de intimidad, creatividad y entretenimiento y parte de la rutina para dormir

 

Leer antes de dormir es una de las rutinas más recomendadas para que nuestro cuerpo sepa que ha llegado la hora de dormir. Establecer este tipo de acciones es una práctica beneficiosa para combatir el insomnio. Si se siguen las recomendaciones para una buena “higiene del sueño” y se marca la lectura como última actividad del día se dormirá mejor y estaremos cultivando un hábito muy saludable.

No dudemos entonces en practicar esta saludable actividad cada noche, la salud nos lo agradecerá, cojamos un libro de papel (no electrónico) y dejemos volar nuestra imaginación hasta caer en los brazos de Morfeo…y además, siempre podremos corroborar el dicho de que “nunca te acostarás sin saber algo más”

 

 

Dormir y envejecer, todo está relacionado

A medida que envejecemos las horas de sueño se van acortando

 

Dormir y envejecer guarda una conexión clara. Las personas mayores ven reducido el tiempo de sueño de forma considerable.

Debe prestarse más atención El sueño es fundamental en cualquier etapa de la vida. Es la fábrica de nuestro día, donde nos formamos, restauramos, reparamos para así poder enfrentar en condiciones idóneas la vigilia. Podemos decir que dormimos para poder estar despiertos. Todos dormimos, mejor o peor, más horas o menos, pero sin dormir no podríamos vivir.

No todo el mundo necesita las mismas horas de sueño, y dependiendo de las edades se duerme más o menos. De pequeños es más común dormir más y a medida que se van cumpliendo años existe un descenso en el tiempo total de tiempo  y en su calidad.

En la vejez los patrones de sueño sufren modificaciones. Los ancianos pierden la capacidad de conseguir un sueño continuado, consolidado, el sueño se ve fragmentado, se despiertan con mayor frecuencia, pasan menos tiempo en la fase de sueño profundo, en especial, el sueño profundo no REM se reduce considerablemente. Se van a la cama más temprano, tardan más en dormirse y se levantan antes. Esto lo van compensando en cierta medida con frecuentes y cortas siestas a lo largo del día.

Se puede decir que los adultos pierden su capacidad de generar un sueño profundo y reparador. Además posiblemente las personas mayores pagan por el sueño perdido tanto mental como físicamente.

 

Las siestas cortas son frecuentes en la tercera edad

QUE HACE QUE DURMAMOS MENOS CON LOS AÑOS?

 

Estudios al respecto, hechos por científicos, desvelan, que existen causas, dependiendo del sexo, que vienen acompañando a la edad, como pueden ser en las mujeres los cambios hormonales que suceden a lo largo de su vida. El periodo de la menopausia marca un antes y un después en el descanso nocturno de las mujeres. En el caso de los hombres, los problemas de próstata hacen que se levante mayor número de veces a lo largo de la noche, esto trae como consecuencia más interrupciones en el sueño.

A estos elementos particulares se suman otros más comunes. Los problemas de salud, muchos más frecuentes a estas edades y la toma de medicamentos que atraen efectos secundarios que influyen en el sueño, como pueden ser la toma de diuréticos(aumenta el número de veces que se levanta a orinar) o los antidepresivos (algunos producen síndrome de piernas inquietas). También es de destacar que el dolor crónico acompaña con frecuencia a estas personas y esto imposibilita un buen descanso.

La disminución del sueño a esta edad se vincula también al declive de la melatonina, hormona que produce naturalmente nuestro cuerpo con la disminución de la luz y el aumento de la oscuridad al llegar la noche.

Existe además la hipótesis que sugiere que el deterioro del sueño con el paso del tiempo está vinculado al deterioro ocular que se produce con los años. El cristalino se amarillea a medida que envejecemos. Esta coloración impide que la luz azul llegue a la retina-la parte del ojo donde se forman las imágenes- lo cual altera la regulación del ritmo circadiano de nuestro cuerpo, que está vinculado al ciclo de sueño-vigilia.

Existe la controversia en torno a dormir y envejecer de si las personas mayores simplemente necesitan dormir menos o en cambio no logran dormir las horas que todavía siguen necesitando.

Tenemos un estudio llevado a cabo por científicos investigadores de la Universidad de California en Berkeley y publicado en la revista “Neuron”, que indagaron sobre este asunto, la relación entre dormir y envejecer.

De acuerdo con este trabajo de varios investigadores, la falta de sueño, no solo de sueño profundo en estas edades, se debe a una pérdida de conexiones neuronales en el cerebro cuyo trabajo era recoger las señales de somnolencia; por lo tanto, lo que realmente sucedería es que el cerebro no procesa correctamente la necesidad de dormir. Las neuronas con el paso del tiempo, pierden esa eficacia para detectar esa necesidad. Y aunque no existe un consenso absoluto sobre esto, se cree que el cerebro humano es incapaz de otorgar el descanso necesario debido al envejecimiento. (Walker). Es como una antena de radio débil; la señal está ahí, pero la radio no puede captarla correctamente.

Antes se solía pensar que existía relación entre dormir y envejecer, la falta de sueño era una consecuencia del envejecimiento; sin embargo este estudio plantea que la falta de sueño podría ser la causa del envejecimiento.

Asimismo, los investigadores dejan clara una cosa: la falta de sueño no se produce en la tercera edad, como se suele creer, sino que a menudo empieza a finales de los 20 o 30 años de edad, y continua de forma progresiva a medida que avanzan los años.

De hecho según Walker, a los 50 años solo se obtiene un 50% del sueño profundo que se recibía a los 20 años; a los 70 años, la mayoría de los individuos tienen poco o ningún tipo de sueño profundo de alta calidad, lo cual da lugar a despertares nocturnos y a un descanso escaso.

No existe una solución por el momento a este problema: las investigaciones sobre los receptores del sueño son pocas y los medicamentos para dormir son comunes entre las personas mayores, pero sedan el cerebro en lugar de restaurar los patrones de sueño juvenil. El declive del sueño es uno de los cambios fisiológicos más dramáticos que se producen a medida que envejecemos. La relación entre dormir y envejecer es patente. Tenemos que reconocer la contribución casual de la interrupción del sueño en el deterioro físico y mental que subyace en el envejecimiento y la demencia.

Debe prestarse más atención al diagnóstico y al tratamiento de trastornos del sueño si vamos a extender la salud y no la vida.