Tomar café puede llegar a ser un placer más que un hábito. Su rico sabor entre amargo y ácido, su color, la intensidad y delicadeza de su aroma, su cuerpo que tiene que ver con la densidad al contacto con nuestra lengua y paladar. Cuando percibamos estos cuatro sentidos ya estamos preparados para escucharlo, sin duda el disfrute de un buen café nos dirá cosas.
Su consumo de forma moderada puede ser beneficioso para la salud:
– El mayor de los beneficios son los antioxidantes que contiene el grano, sustancias denominadas polifenoles (su mayor propiedad es que retrasan el envejecimiento..)
– Se asocia a un menor riesgo de enfermedades de tipo Neurogenerativo como Parkinson o Alzeimer
– Efectos estimulantes asociados a la cafeína
– Aumento de potencia muscular gracias a su efecto ergogénico
– Su consumo de forma habitual disminuye hasta un 60% la posibilidad de padecer demencia en la vejez
– Se ha demostrado que beber tres o cuatro tazas de café al día ayuda a disminuir hasta un 25% el riesgo de diabetes tipo II
– Evita el estreñimiento
– Ayuda a aliviar el dolor de cabeza y algunos tipos de migraña
– Vasodilatador y antidepresivo
Como todo en la vida en el equilibrio está la virtud, la cantidad que se estima recomendable como tope para no afectar la salud es de tres hasta cinco tazas diarias. Sepamos que todo exceso es malo.
Disfrutemos del café en la variante que más guste: sólo, con leche, café bombon, cappuccino, vienes, carajillo, escoces o un irlandes.
No olvides que todo lo que rodea al momento de tomar café puede influir gratamente: las tazas donde lo tomamos, el ambiente y la compañía.
¿Tomamos un café..???